miércoles, 7 de octubre de 2009

Princesa durmiendo


Me acosté con la luz apagada, la puerta cerrada por completo como era habitual. Percibía solo en ese instante las luces de los artefactos que quedaban prendidos, lo demás eran figuras distorcionadas producto de mi imaginación.
Los pensamientos que todo el día había tenido seguían rondando por mi cabeza, nada más que ahora se interponían unos con otros, al igual que una película. Y todo me daba vueltas y vueltas, pretendía por lo menos hasta el momento que me durmiera intentar cambiar las cosas, o por lo menos pensar una manera de mejorarlas. Todo en mi vida arrojaba signos de inestabilidad, me gusta en algún punto afrontarme con los problemas y sentir algo de acción. La rutina, esa indeseable compañera, me sigue como si fuera mi propia sombra... y se que no me alcanza, se que puedo ir más rápido que ella para una noche más poder ganarle la batalla.
¿Qué tantas cosas uno puede preguntarse cuando ya se encuentra al punto de dormirse? En mi caso muchisímas. Es más creo que hasta en mis sueños reflejo mis propias insertidumbres, deseos más profundos, incluyendo hasta un poco de realidad no lo niego. Tengo la sensación de que si las cosas las sueño antes cuando pasen estaré preparada para tener la palabra justa, el gesto indicado, y todo en ese instante simulara ser perfecto. Y cuando realmente las cosas pasan me pregunto inmediatamente: ¿esto lo soñé antes? ¿hice las cosas tal como las planeaba?... y si la realidad me sorprende ( como sucede habitalmente) ahí es cuando me detengo a pensar ¿ por qué no se me ocurrió que podía pasar? y me alegro de que las vueltas de la vida me sorprendan, aunque no siempre sea todo tan agradable, es solo una cuestión de actitud ( decía Fito) saber afrontar las cosas y los momentos que a diario nos tocan, tratando de programar todo lo menos posible......... ¿ES POSIBLE?